Cada familia tiene tradiciones que se pasan de una a otra generación. Carlos Córdoba siempre estuvo ligado a Liga Tucumana cumpliendo su rol de árbitro. Sin embargo, su hijo Esteban tenía otra idea y comenzó su camino como jugador de fútbol. Ahora, dio la vuelta olímpica con el Seleccionado tucumano de futsal siendo el goleador del equipo que consiguió el campeonato Argentino de Selecciones “A”. No obstante, al final del partido frente a Mendoza (4-3) replicaron una imagen que a más de uno emocionó: padre e hijo abrazados.
La llegada de Carlos a Misiones fue una verdadera odisea. Si bien podría haber optado por hacerlo en auto o ómnibus, lo hizo en una moto. Estuvo casi un día arriba del vehículo. “Recorrió más de 1.000 kilómetros en moto una Appia 150 (modelo 2014) para estar en Misiones. Fue una locura. Mí mamá lo apoyó, obviamente, porque sabe lo que lo apasiona; apoyó su locura, como a todos en casa”, contó Esteban. “Es una locura. Jamás me había animado a hacer algo parecido; pero en esta final encontré el motivo para realizar este viaje”, agregó Carlos.
Según explicó, pese a que la moto estaba en óptimas condiciones, su viaje demoró unas 19 horas. “El vehículo ya tiene sus años y el conductor también, ja. Fui solo y la verdad que valió la pena. Hubo un final feliz”, añadió.
A pesar de que esta fue una gran aventura, Carlos reconoce que ya tuvo otras experiencias sobre dos ruedas por las rutas argentinas. “Siempre me tiró salir en moto. Viajé con Teresa, mi señora, cuando éramos más jóvenes. Estuvimos por los valles de Tucumán, por Santiago del Estero, Catamarca y llegamos al festival de Chaya en La Rioja”, recordó.
El ex árbitro aseguró que haría lo que fuera necesario para compartir la pasión junto a su hijo. “Salió del barrio Nueva Esperanza de Alderetes y pasó a ser campeón argentino. Qué más puedo pedír”, dijo.
Las sensaciones de Esteban Córdoba, el campeón con el Seleccionado Tucumano de Futsal
Luego del título, Esteban expresó su felicidad. “Es hermoso; más para una asociación como la nuestra que viene en crecimiento agigantado. Ser campeones argentinos por primera vez, es algo hermoso. Estoy feliz porque en lo personal me sentí muy bien; pude anotar y sirvió para que el equipo pueda consagrarse campeón”, comentó.
Su recorrido hasta consagrarse campeón argentino fue siempre en dirección ascendente. “En 2015 viajé a Rosario con la Selección argentina. Un año después, estuve en Ushuaia con la selección de la provincia donde perdimos la final contra los locales. Hice un gran torneo porque terminé siendo el mejor jugador. En 2018, fui parte de un equipo llamado Tiburón MyL de Comodoro Rivadavia en el torneo nacional juvenil de clubes. Allí también salí goleador”, remató, quien tiene la esperanza de poder volver a vestir la camiseta albiceleste. “Estuve en la preselección argentina C20 de cara al mundial de Colombia que fue en el 2018 donde no me tocó integrar la lista de los que viajan. Y actualmente estoy en el proceso de preselección mayor, donde ya jugué dos amistosos en marzo del año pasado contra Brasil”.
A pesar de su vida deportiva, Esteban tiene otra ocupación. “Por las mañanas, trabajo de repositor externo de un laboratorio. De ahí, vuelvo a mi casa a almorzar con mi novia y a la noche entreno en futsal”, explicó el pivot, que también despliega su “magia” en cancha de 11 en la que juega como volante central en la Liga Departamental de Burruyacú (Producción periodística: Carlos Oardi).